Vitaminas y Minerales en deportes Endurance
Vitaminas y minerales para resistencia: qué papel tienen, cuánta cantidad necesitas, cómo cubrirlos con comida y cuándo tiene sentido suplementar.

En deportes de resistencia, el rendimiento sostenido y la recuperación dependen de cuatro pilares: carbohidratos bien pautados, proteína suficiente, hidratación con sodio y sueño. Las vitaminas y minerales no “dan alas”, pero son el engranaje silencioso que permite que todo lo demás funcione: metabolismo energético, función muscular, oxigenación, sistema inmune y reparación de tejidos. Esta guía resume qué micronutrientes importan más, cómo cubrirlos con comida, cuándo valorar suplementos y cómo evitar excesos.
Lo esencial en una mirada: prioridades de micronutrientes
- Sodio: clave para la hidratación y la contracción muscular en sesiones largas y con calor.
- Hierro: transporte de oxígeno. Fundamental en corredores/as, ciclistas y deportistas máster.
- Vitamina D: salud ósea, función muscular e inmune; frecuente déficit en meses de poca luz.
- Calcio y magnesio: contracción/relajación muscular, salud ósea y transmisión nerviosa.
- Complejo B: cofactores del metabolismo energético (CHO, grasas y proteínas).
- Potasio: equilibrio de fluidos y función neuromuscular, especialmente con sudoración alta.
- Zinc: reparación tisular y función inmune, a vigilar en dietas muy restrictivas.
Hidrosolubles vs. liposolubles: por qué importa
Las vitaminas hidrosolubles (B y C) se almacenan poco y se eliminan por orina; pequeñas tomas regulares son suficientes y megadosis no aportan más. Las liposolubles (A, D, E, K) se acumulan; los excesos sostenidos pueden dar problemas. Con minerales, evitar megadosis también es clave por competencias de absorción (por ejemplo, exceso de zinc puede reducir cobre; hierro compite con calcio).
Sodio y electrolitos: el cimiento invisible del rendimiento
En resistencia, el sodio es el mineral que más pesa en rendimiento real porque ayuda a retener agua, favorece la absorción intestinal y sostiene la función neuromuscular. En sesiones de >90 minutos o con calor, planifica:
- Agua: 400–800 ml/h (hasta 1,0 L/h si lo toleras y hace mucho calor).
- Sodio: 400–800 mg/h (atletas muy salados o con sudoración alta: 800–1.000 mg/h).
- Potasio, magnesio y calcio: suelen cubrirse con bebidas con electrolitos equilibradas o cápsulas específicas.
Señales de ajuste: calambres con calor (sube sodio), hinchazón de manos pese a beber (reduce agua sola y añade sales), sed persistente y orina muy oscura (sube líquido total). Ensaya tu pauta en entrenamientos largos.
Hierro: energía y oxígeno para tu ritmo de carrera
El hierro sostiene la hemoglobina y la mioglobina. Déficits bajan el VO2 funcional y la tolerancia a la carga. Grupos de atención: mujeres en edad fértil, deportistas máster, dietas bajas en carne/pescado, volumen alto de carrera a pie (hemólisis por impacto) y donantes frecuentes de sangre.
- Comida: carnes magras, hígado, marisco (almejas, mejillones), legumbres, tofu, hojas verdes.
- Absorción: combina hierro vegetal con vitamina C (pimiento, cítricos) y evita tomarlo junto con calcio o cafés/tés.
- Suplementación: si hay ferritina baja o anemia ferropénica, pauta profesional. Formas suaves (bisglicinato) suelen tolerarse mejor.
Síntomas de alerta: fatiga inusual, pulsaciones más altas para el mismo ritmo, piel y mucosas pálidas, uñas frágiles. Ante sospecha, consulta y solicita analítica (hemograma, ferritina, transferrina).
Vitamina D: hueso fuerte y músculo con chispa
La vitamina D contribuye a salud ósea, función muscular e inmune. En latitudes con inviernos largos o si entrenas indoor, es habitual estar bajo. Muchas personas corrigen con dosis moderadas diarias (por ejemplo, 1.000–2.000 UI/d), idealmente con control analítico y seguimiento profesional. Evita mezclar varios productos con D “sin querer”.
Calcio y magnesio: contracción y relajación muscular
El calcio sostiene el hueso y la contracción; el magnesio participa en la relajación muscular, transmisión nerviosa y metabolismo energético. Con dieta equilibrada suelen cubrirse, pero en restricciones calóricas o dietas sin lácteos conviene vigilar.
- Calcio: lácteos, bebidas vegetales enriquecidas, sardinas con espina, tofu con sales cálcicas, hojas verdes.
- Magnesio: frutos secos, semillas, legumbres, cacao puro, cereales integrales.
- Suplementos: formas de magnesio como bisglicinato o glicerofosfato tienden a sentar mejor que el óxido. Ajusta dosis para evitar molestias digestivas.
Complejo B: “llave” del metabolismo energético
Las vitaminas B (B1, B2, B3, B6, B9, B12, entre otras) actúan como coenzimas en la obtención de energía a partir de carbohidratos, grasas y proteínas. Con una dieta variada suelen cubrirse. En dietas veganas, la B12 es imprescindible suplementarla. Evita megadosis sostenidas de B6 por riesgo de neuropatía si te pasas durante meses.
Zinc, selenio y yodo: pequeños, pero relevantes
El zinc apoya la reparación tisular y el sistema inmune; el selenio interviene en antioxidantes endógenos; el yodo es clave para hormonas tiroideas (metabolismo). Se cubren con mariscos, pescados, huevos, lácteos, cereales integrales, carnes y sal yodada. Evita excederte con zinc (puede reducir cobre) y con selenio (uñas/cabello frágiles, malestar).
Vitamina C y vitamina E: antioxidantes con cabeza
La vitamina C facilita absorción de hierro vegetal y participa en síntesis de colágeno; la vitamina E protege membranas celulares. Apuesta por comida real (frutas, verduras, frutos secos, aceites de calidad). Evita megadosis crónicas de antioxidantes alrededor del entrenamiento duro: podrían interferir con adaptaciones si te pasas a diario.
Señales de déficit y de exceso: cuándo levantar la mano
Posible déficit
- Fatiga inusual para la carga; ritmo/FC empeoran sin motivo aparente (revisar hierro, complejo B).
- Calambres frecuentes con calor (vigilar sodio y magnesio, hidratación total).
- Dolores óseos o propensión a molestias por impacto (considerar vitamina D y calcio).
- Bajo estado de ánimo en invierno o indoor prolongado (revisar vitamina D).
Posible exceso
- Molestias digestivas persistentes con multivitamínicos “fuertes”.
- Hormigueos/entumecimiento con B6 alta durante meses.
- Signos de hipervitaminosis D (sed, debilidad, arritmias) si mezclas varios productos con D.
- Piel seca/cefaleas con exceso de vitamina A (retinol) sostenido.
Ante síntomas persistentes, prioriza analítica y evaluación profesional antes de subir o añadir suplementos “a ciegas”.
Cómo cubrirlos con comida: plantilla práctica de día
- Desayuno: lácteo o bebida vegetal enriquecida (calcio, D) + fruta rica en C + avena/frutos secos (magnesio).
- Media mañana: yogur alto en proteína o skyr; o bocadillo de pan integral con atún/sardinas (calcio, D, yodo).
- Comida: legumbre o cereal integral + verdura + proteína (pollo/pescado/tofu) + aceite de oliva (E).
- Merienda: fruta y puñado de frutos secos/semillas (magnesio, E, zinc).
- Cena: pescado/ huevos/ tofu + verduras de hoja + patata/arroz; sal yodada en cocina.
- Entrenos largos: bebida con sales + carbohidratos. Post, comida completa con proteína y fuente de C si has tomado hierro vegetal.
Cuándo sí valorar suplementos (y cómo hacerlo bien)
- Vitamina D: invierno/poca luz o niveles bajos confirmados.
- Hierro: déficit/ferritina baja con pauta profesional; no lo tomes por tu cuenta.
- Electrolitos: calor, sudoración alta o pruebas >90 min.
- B12: vegetariano/vegano (obligatoria).
- Magnesio: dietas muy restrictivas o molestias musculares recurrentes no explicadas.
- Multivitamínico moderado: cuando la dieta es irregular por trabajo/viajes, evitando megadosis.
Regla práctica: empieza por la dosis más baja útil, evita duplicidades (no mezcles varios productos con lo mismo) y reevalúa en 4–8 semanas.
Interacciones y cómo espaciar tomas para absorber mejor
- Hierro separado de calcio, café y té; acompáñalo de vitamina C.
- Zinc alto puede reducir cobre (no abuses y revisa etiquetas).
- Magnesio en exceso puede dar diarrea: divide dosis y cambia a formas más tolerables si es necesario.
- Evita “cócteles” con todo a la vez: reparte a lo largo del día según comidas.
Búsquedas útiles de producto
- Bebidas/cápsulas de electrolitos
- Hierro (bisglicinato)
- Vitamina D3 (dosis moderadas)
- Magnesio (bisglicinato)
- Vitamina B12 (vegana)
- Multivitamínico de dosis moderadas
Checklist rápido para tu próxima semana
- Asegura sales con sodio en sesiones >90 min o con calor.
- Incluye fuentes de hierro y combina con vitamina C si son vegetales.
- Revisa tu ingesta de calcio y magnesio en días de fuerza/impacto.
- Si entrenas indoor o en invierno, considera vitamina D (mejor con analítica).
- Evita duplicar suplementos y usa dosis moderadas.
Con comida bien planificada y ajustes finos, las vitaminas y minerales dejan de ser una lotería: sostienen tu capacidad de entrenar, recuperarte y competir con regularidad. Empieza por lo básico, cubre huecos reales y evita la trampa de “más pastillas = más rendimiento”.
Contenido informativo. Si tienes patologías, medicación o dudas sobre dosis, consulta con un profesional de la salud o nutrición deportiva antes de suplementar.
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